DANZA DEL TORO DE PETATE
Existe una gran variedad de danzas conocidas como "del toro" en diversas regiones del país. La versión de Santiago Collantes es alegre y llena de movimiento, además de estar inspirada en una historia de la localidad. Santiago Collantes es una Agencia Municipal de Santiago Pinotepa Nacional. Se encuentra localizada al sureste de la cabecera municipal. Tiene una población aproximada de 3,000 habitantes, quienes se dedican principalmente a la siembra y cardado del algodón, cultivo del maíz y las actividades comerciales. Los habitantes de la localidad no hablan ninguna lengua indígena, ya que la ascendencia principal de la mayoría de la población es de origen africano.
La danza del toro es una de las danzas más conocidas de la región. Se representó en el año de 1911 cuando el Presidente Francisco I. Madero visitó la comunidad. La gente del lugar, preocupada por darle una acogedora bienvenida, decidió interpretar una danza que caracterizara a la región. En una asamblea, la señora Doña Chucha Añorve propuso una danza relacionada con la historia de esas tierras, la historia de Don Pancho:
"Yo no sé la fecha exacta, pero hace muchos años, toda la Costa Chica Oaxaqueña pertenecía a un sólo dueño, un español que vivía en la ciudad de Oaxaca llamado Francisco Acho. Se dice que era dueño de 24 ranchos de ganado vacuno y tenía como caporal a un español en cada uno de ellos, quienes se reconocían por el nombre del rancho, así se mencionaba al caporal de Rancho Alegre, caporal del Santísimo, caporal de Rancho Grande, etc. En esa época sucedió una revuelta entre los nativos y mestizos del lugar, por lo que Don Pancho comenzó a perder ganado y se trasladó al Rancho del Santísimo, en el que vivía su caporal de más confianza. Grande fue su sorpresa al darse cuenta de que ya no tenía ni una sola res, y que sólo quedaba en sus corrales un toro, un bonito semental muy bravo que había escapado ya de diez ganaderos que insistían en ser los dueños, como evidenciaban las marcas de diez hierros diferentes. Don Pancho, furioso, acusó a los ganaderos de la región, quienes eran gente que había trabajado para él y que le habían robado. Para hacer valer sus demandas llevó al toro al juzgado, pero como era muy bravo, tuvo que reunir a sus veinticuatro caporales para dominarlo".
Esta historia sirvió de inspiración para la danza que fue mostrada al Presidente Madero, quien quedó muy complacido y bajó de la tribuna para saludar de mano a todos los danzantes. Además los exhortó a continuar representando la danza y se comprometió a enviarles una regalía. La gente del lugar no ha dejado de bailarla, al principio con la esperanza de recibir la regalía prometida, y más tarde porque se hizo una tradición representar la danza en las fiestas.
Los trajes que se usan en la danza constan de pantaloncillos y camisa a la usanza española, los primeros hasta la altura de la rodilla, y la segunda de colores brillantes en tela satinada. Detrás de la camisa cuelgan escarchas brillantes de colores que le dan vida al conjunto del vestido. El jefe de los caporales utiliza una binza (instrumento de cuero de res muy duro empleado como látigo), chaparreras y un sombrero diferente que marca su jerarquía. También llevan una cuerda que en ocasiones utiliza para intentar lazar al toro. El resto de los danzantes, los caporales, portan un listón cruzado sobre el pecho con un moño en el cruce. Los sombreros son adornados con un lienzo brillante y se le ponen cuatro espejos, imitando todo el zarco de los españoles. Los caporales utilizan un machete ficticio colgado sobre el hombro derecho.
La imagen de Don Pancho se hizo con una máscara que representa la piel blanca, mirada altiva, nariz aguileña, barba crecida y blanca. También se hizo la imagen de su esposa, María Domínguez, conocida como la Minga, cuya máscara imita piel blanca, ojos azules y cabellera rojiza; su vestido consiste en una falda larga y blusa de colores llamativos, lleva cargando una muñeca envuelta en un rebozo, la que representa a su hija. El toro se confecciona de carrizos con un forro de petate.
Los arreglos de los sones se adecúan a las relaciones, las cuales están compuestas en forma de versos. La interpretación de la música es hecha generalmente por cuatro instrumentos de viento: dos trompetas y dos saxofones, acompañados de un tambor que marca el ritmo y que, cuando los caporales se enfrentan al toro, retumba solo, añadiendo suspenso e interés a la danza.
Aunque el número de danzantes puede variar, por lo general son entre catorce y veinte, incluyendo al jefe de los caporales, a la Minga y al toro. En el desarrollo del baile el jefe de los caporales y Don Pancho bailan con la Minga (que es interpretada por un hombre), mientras que todos los caporales forman dos hileras o un círculo en pasos de danza de manera alternada, y el toro baila al centro. La historia que inspiró el nacimiento de esta danza se va desarrollando a través de los pasos dancísticos hasta que llega el momento de enfrentar al toro. Entonces, en medio de un círculo que forman los caporales, cada uno de ellos recita versos alusivos al festejo o a las personalidades presentes en la fiesta, y después ataca al toro, el cual embiste furiosamente. El violento choque de las espadas de madera con el toro de carrizo es vistoso y estremecedor, y constituye el clímax y la culminación de la danza.
DANZA DE LOS DIABLOS
La danza de los diablos no es exclusiva de Santiago Collantes, pero la interpretación que de tal danza se hace en ese lugar es la más conocida.
Esta danza contiene elementos de orígen diverso. Algunos de ellos datan de la época Colonial, cuando surgieron las haciendas españolas en la Costa y emplearon la mano de obra de los esclavos negros. Los hombres y mujeres de raza negra fueron utilizados en las rudas jornadas de trabajo en el clima tropical de la Costa del Pacífico. Su fortaleza, considerablemente mayor a la de los indígenas, propició que muchos hacendados de la zona introdujeran esclavos negros que sustituyeron o se mezclaron con la población.
Aunque las guerras que independizaron al país de la Corona Española tuvieron como una de sus consecuencias sociales la abolición de la esclavitud, este logro no se llevó a cabo de manera efectiva inmediatamente, sobre todo en las zonas más alejadas y de difícil acceso, como las haciendas oaxaqueñas y guerrerenses de la Costa. Aún después del término del sometimiento de indios y negros a los regímenes de encomienda y esclavitud, cuando fueron contratados como jornaleros siguieron viviendo en circunstancias similares a las que tenían siendo encomendados o esclavos.
Durante el tiempo transcurrido desde que los negros fueron arrancados de su tierra y traídos a la Nueva España, hasta fines del siglo XIX, siempre conservaron elementos de identidad cultural que los unieron y les permitieron soportar el duro destino que la historia les asignó. Entre esos elementos, algunos son de carácter religioso y artístico.
Cuando a principios del presente siglo estalló la Revolución Mexicana, un gran grupo de negros "Tenangos" (gente andariega) huyó de su condición de jornaleros mal pagados en diversas partes del país y se dirigió hacia la Costa Chica en busca de medios para embarcarse y retornar a Africa. Debido a que era un grupo numeroso les fue difícil conseguir medios suficientes para partir, por lo que aceptaron la oferta del hacendado Dámaso Gómez, quien los empleó como jornaleros en una despepitadora de su propiedad . Ahí se quedó el grupo por algún tiempo, que se pensaba sería corto. Mientras tanto continuaron con sus ritos religiosos, principalmente en honor al Dios Ruja, entre los que música y danza tienen un lugar destacado.
Al poco tiempo llegó a Puerto Minizo un barco que transportaba a un grupo de sonorenses que huía de la guerra del norte del país. Se establecieron en la región y convivieron con los Tenangos, haciendo una mezcla interesante de tradiciones y costumbres que enriqueció sus formas de expresión, incluyendo a la Danza de los Diablos.
La Danza de los Diablos es un ritual dedicado al espíritu del Dios Negro Ruja, a quien honraban y pedían ayuda para liberarse de sus duras condiciones de trabajo, es por eso que al inicio de la danza se le invoca con respeto y reverencia.
Actualmente el concepto de adoración al Dios Ruja se ha reducido y sustituído por la veneración de los muertos, por lo cual se baila únicamente en el ritual católico de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, los días 1 y 2 de noviembre. En un principio se acostumbraba que los danzantes recorrieran las casas donde había altares de muertos, en donde bailaban y comían. Luego se iban por las calles del pueblo hasta llegar a la calle principal encontrando finalmente un árbol frente al Palacio Municipal, que era el punto de reunión de toda la comunidad.
La danza se interpreta por un grupo de entre 16 y 20 personas que son todos los diablos, el jefe de éstos y la Minga, todos son danzantes masculinos. La influencia de los sonorenses es notoria tanto en el vestuario como en la ejecución de la danza. Los diablos se visten con ropas gastadas y rotas, en su mayoría de color café con flecos en los bordes. Usan paliacates rojos en diversas partes del cuerpo: en una mano, en la cintura en el cuello o en la cabeza. Todos llevan una máscara de madera con una cornamenta y pelo de crin y cola de caballo a manera de barba. El jefe de los diablos utiliza chaparreras y binza. La Minga usa una blusa tejida con un rebozo sobre los hombros, y una falda con flecos en la cintura y encajes blancos. Sostiene siempre una muñeca que representa a su hija.
En el desarrollo de la danza los diablos forman dos hileras. El jefe, junto con la Minga, bailan hacia atrás y adelante del espacio que queda en medio. Los pasos son rápidos y violentos. Frecuentemente se agachan para después pararse súbitamente, giran y se agachan nuevamente. En otras ocasiones realizan giros y rotaciones zapateando con fuerza el piso, cada vez más rápido de acuerdo al ritmo de la música.
El vestuario que utilizan, combinado con la altura y fortaleza de los negros, hace que den un espectáculo impresionante. En la región donde se practica la danza las madres cuidan a sus hijos pequeños cuando ven a los diablos recorrer las calles, ya que temen que se los lleven.
Una particularidad interesante es el tipo de instrumentos que se usan en la interpretación de la música de esta danza: una armónica, una quijada de res y un "teconte" (especie de tambor con el que se producen sonidos rítmicos por fricción de una vara larga con la piel que lo cubre).
DANZA DE LA TORTUGA
Los estudiosos de la danza autóctona mexicana han descubierto constantes en danzas de regiones diferentes del país. La referencia a la tortuga es una de esas constantes, sobre todo en las zonas costeras. En el mismo estado de Oaxaca se representan dos distintas variantes de la danza de la tortuga: en la región del Istmo y en la Costa. Una de las intepretaciones más originales se lleva a cabo al sureste de Santiago Pinotepa Nacional, en la Agencia Municipal de José María Morelos, cuya cabecera es Santa María Huazolotitlán. El poblado tiene una población de 4,700 habitantes, dedicados principalmente al cultivo y comercialización del limón, la siembra de maíz, ajonjolí y cacahuate. También existe actividad ganadera: cría de reses, venta de carne, leche y elaboración de quesos. El 98% de la población es negra, por lo que la influencia indígena no propició la adopción del mixteco, que es la lengua indígena dominante de la región.
La intención de la Danza de la Tortuga que se practica en la Costa es ridiculizar el dominio español y rememorar la explotación que se hizo de los esclavos negros durante la Colonia. El control y la estricta disciplina impuesta por los españoles hacia los negros se representa con el látigo que lleva en las manos el Pancho, el capataz que reprime a sus compañeros de raza después de haberse ganado la confianza del amo. La Minga es la mujer del Pancho, es alegre y coqueta, por lo que constantemente es objeto de piropos que enfurecen a su pareja, quien la castiga con golpes, al igual que a todo aquel que se haya atrevido a abrazarla o besarla.
Durante el desarrollo de la danza la Minga ofrece a su "hija" a las personas del público, al elegido se le pide que abrace a la muñeca que representa a la supuesta hija; si la persona no la toma, la Minga grita llamando al Pancho para que castigue a quien se atrevió a despreciar a su hija, y si la persona toma la muñeca llega el Pancho inmediatamente para reclamarle el que tenga a su hija en brazos y acusándolo de "tener que ver" con su mujer, por lo que le impone un castigo. El castigo consiste en bailar con la Minga; si no quiere bailar tiene que deshacerse de un objeto personal o dar una aportación económica para no ser castigado. Las aportaciones son usadas al final de la danza en la adquisición de licor para los danzantes.
La tortuga danza alrededor del resto de los personajes simulando un desove en la parte final de la danza; el danzante que interpreta al animal deposita en el suelo huevos de tortuga, el Pancho los toma para ofrecerlos a alguna personalidad invitada al festejo.
El vestuario que se utiliza es el siguiente: el hombre se cubre la cabeza con dos paliacates poniéndose sobre ellos una máscara y un sombrero, su camisa y pantalón son prendas viejas, rotas y remendadas, también usan huaraches; la mujer, además de los paliacates y la máscara, lleva sobre su cabeza una mantilla, su vestido es largo y floreado, cubierto con una manta de encaje negro, en los pies usa medias y huaraches; el Pancho lleva sobre su pantalón chaparreras de vaquero, reata, cuerno de vaca al hombro y una binza en la mano, además de botas con espuelas; la Minga es la única del grupo de mujeres que lleva peluca, vestido largo y rebozo cruzado sobre su pecho, en los brazos lleva la muñeca que representa a su hija, usa medias y zapatillas. El danzante que interpreta a la tortuga carga un caparazón hecho con un bastidor de madera y forrado de tela.
Danzan catorce hombres, siete de ellos disfrazados de mujeres; también el Pancho, la Minga y la tortuga son personajes interpretados por hombres. La danza consta de siete sones que no varían mucho en la música, pero sí en los pasos. La música es interpretada por una banda de viento. En ocasiones no se respeta la coreografía de la danza y se improvisan pasos, para después retomar los originales.
DANZA DEL TIGRE
El tigre es un animal que ha inspirado innumerables bailes y danzas en diversas zonas del país. Una de las versiones más vistosas de la Danza del Tigre es la que interpreta la gente de San Juan Colorado, municipio del Distrito de Jamiltepec, al norte de Santiago Pinotepa Nacional; tiene aproximadamente 7,000 habitantes que se dedican principalmente a las tareas agropecuarias, la producción manufacturera, el comercio y la minería. En este municipio en donde poco más de 4,000 individuos mayores de cinco años hablan lengua indígena, el mixteco mantiene una gran vitalidad y es la lengua de la vida diaria y ceremonial.
La danza está inspirada en la historia de dos ricos ganaderos de la región, Don Manuel Peña y Don José Cortés, a quienes un tigre mágico los despoja de su ganado. Don Manuel intenta comprar un perro cazador a un lugareño llamado José Ovejón, quien se niega a venderlo porque pertenece a su mujer, Doña Catalina. El perro, además de que no quiere separarse de su dueña, sólo con ella sabe cazar. Debido a lo anterior, Don Manuel contrata a los dueños para que vayan con su perro a cazar al tigre.
Se inicia la búsqueda hasta que el perro encuentra al tigre, en ese momento comienza la cacería: José Ovejón le dispara con su escopeta, mientras Doña Catalina le señala el lugar en donde está el felino, y el perro ladra alrededor del árbol en el que se esconde.
Doce danzantes acompañan a los cazadores bailando alrededor del lugar en donde está el tigre. Las balas no dañan al tigre porque es mágico, así que Doña Catalina le da unos ajos a su esposo para que cure su escopeta y rompa el hechizo. Finalmente mata al tigre, le quita la piel y lo tira a una barranca. Antes de dar muerte al tigre, el danzante que lo interpreta, junto con el que interpreta al perro, realizan pasos espectaculares y acrobacias simulando la pelea.
La danza se acompaña con los siguientes sones: el son del borracho, que se baila mientras se toma licor de una botella; el son de la iguana, en el que los danzantes simulan los movimientos de este animal arrastrándose; el son del perico, en el que los danzantes se ponen uno muy cerca del otro; y el son de Don Manuel Peña y Doña Catalina.
Esta danza es interpretada por catorce personas dispuestas en dos filas, posteriormente se les suman el tigre y el perro. Todos los personajes son interpretados por danzantes masculinos. El vestuario consta de pantalón blanco tejido de algodón, con un calzón de colores sobrepuesto que presenta además encaje desde la orilla hasta la rodilla. La camisa es tipo cazadora y se llevan dos paliacates, uno en la cabeza y otro en la mano. Usan una gorra adornada con chaquira de colores. La esposa del cazador lleva olanes y encajes en la orilla de su falda, también flecos a la altura de los hombros y en la cintura. El tigre viste un traje amarillo moteado, una máscara de madera con las facciones del felino que tiene espejos en los ojos. El cazador usa chaparreras, chaleco de gamuza y sombrero; su esposa lleva falda, rebozo, camisa bordada y sombrero.
Esta danza se realiza en cualquiera de las fiestas del año, cuando el mayordomo desea presentarla.
DANZA DE LOS TEJORONES VIEJOS
La interpretación que de esta danza hace la gente de San Juan Colorado, Jamiltepec, es una de las más bellas y con mayor sentido místico.
Esta danza se comenzó a representar poco antes del inicio de la Revolución Mexicana; la interpretan nueve danzantes (es de las pocas danzas de la región en que participan mujeres), acompañados de dos personas con banderas rojas y una con bandera negra. La música es interpretada por un violinista, un guitarrista y dos tamborileros.
El significado de la danza es la representación de la Pasión de Jesucristo. Los personajes que intervienen son Poncio Pilatos, Herodes, Caifás, algunos fariseos y algunos judíos, Jesucristo y la Virgen María. Al momento de salir, los danzantes son encabezados por dos mujeres vestidas con huipiles y descalzas, que llevan braseros en los que queman copal. En el grupo de danzantes va uno que representa a Jesucristo y carga una cruz de aproximadamente un metro y medio de longitud.
Uno de los danzantes lleva en la mano derecha un bastón con un listón azul en la punta. Esto significa autoridad, ya que anteriormente el personaje era interpretado por el Presidente Municipal del lugar en donde se realizaba la danza, y era él quien cargaba la cruz para después ser encerrado en la cárcel de la localidad el domingo de Carnes Tolendas (últimos tres días en que se come carne antes del Miércoles de Ceniza) y liberado el martes a las tres de la tarde, día del Carnaval.
Los danzantes masculinos usan vistosas sonajas de jícara y machetes de madera en sus ejecuciones; visten con pantalones y camisa de diferentes colores, sacos, zapatos, calcetas de color carne, una mascada anudada al cuello, y llevan un cono en la cabeza adornado con plumas de gallo. El vestido de las mujeres se compone de un huipil en la parte superior del cuerpo (vestido regional suelto y sin mangas, adornado con bordados de colores) y un pozahuanco en la inferior (tela que se faja sobre las caderas y que cubre las piernas). En la cabeza llevan un sombrero forrado de lana.
La danza se representa durante cuatro días antes del inicio de la Cuaresma, comenzando el domingo anterior y concluyendo el Miércoles de Ceniza.
DANZA DE LOS TEJORONES
La danza de los Tejorones se representa en muchas poblaciones de la Costa, con variaciones en el vestuario, la música, la coreografía y en el nombre; la versión que los habitantes de Pinotepa de Don Luis hacen de la danza mantiene elementos que la hacen una de las más interesantes. Pinotepa de Don Luis es un municipio contiguo al de Santiago Pinotepa Nacional; tiene una superficie de 51 kilómetros cuadrados y su población, de cerca de 6,000 habitantes, se dedica principalmente a las tareas agropecuarias, la producción manufacturera, el comercio y la construcción. La lengua indígena que habla la mayoría de la población es el mixteco. La primera parte de su nombre significa en náhuatl "palacio de pinole"; la segunda se adoptó porque el municipio se halla en parte de lo que fue territorio de las encomiendas de Luis de Castilla (uno de los protegidos de Hernán Cortés), quien por su éxito como minero llegó a ser el hombre más rico de la Nueva España.
La danza de los Tejorones es representada principalmente en época de Carnaval. Los danzantes se cubren con máscaras y vestidos con oropel; algunos representan papeles característicos que los enfrentan a otros personajes: el tigre, la vaca, el perro y la María Candelaria (mujer de los tejorones). Van cubiertos con ropas gastadas, llevan en la cabeza un cono cubierto con plumas de gallo. La máscara del tejorón es humanoide, con rasgos negros o blancos dependiendo del lugar donde se represente.
Cuando se representa la danza en el Carnaval, los danzantes van llegando uno tras otro al centro del pueblo mientras el público hace un círculo alrededor de ellos con cierto temor a sus reacciones. Los niños se aproximan para hostigarlos y huir. Las agresiones de los tejorones son de todo tipo: insultan, ridiculizan y atrapan hombres y mujeres pasando por alto tabúes sexuales. Las autoridades también tendrán que soportar sus insultos, incluso los hombres viejos, sin perder la calma. Como todos los bailes de Carnaval, rompe con las normas, transgrede el status quo y da rienda suelta a los instintos sexuales.
Los tejorones llevan en la mano una sonaja, utilizan también escopeta, machete, matraca, pistola y lazo. El tigre es el centro del grupo, algunos conjuntos de tejorones hacen retratos satíricos de las autoridades.
El tigre siempre tiene a los tejorones en su contra, representa el mal y lo prohibido, y además es él quien tiene el poder. Su principal atributo es la cola larga que usa constantemente; se masturba y trata de violar a la vaca o algún tejorón, ya sea como hombre o como mujer, imitando un coito heterosexual u homosexual. El tigre salta en todas direcciones, juega con su cola y se enfrenta duramente con la vaca hasta que la pelea termina con la violación de alguno de los dos.
Durante el son del tigre se representa a este animal robándole una vaca a un ranchero, quien al darse cuenta del hurto intenta cazarlo acompañado de su compadre y un perro; finalmente, todos los tejorones atrapan y castran al tigre. Este son es muy similar a la Danza del Tigre, aunque mucho más breve, y se diferencían en cuando se baila el son se hace una denuncia a viva voz de los ladrones de ganado que merodean por la región y que en ocasiones no son castigados.
La Danza de los Tejorones todavía conserva reminiscencias de lo que fue el teatro indígena, pues representa pantomimas con argumentos ingenuos pero con mucho significado para ellos, ya sean sátiras actuales sobre personas del lugar (la casada infiel, el tigre) o bien ilustraciones sobre cuentos indígenas tradicionales, pero conservando siempre en esencia su carácter didáctico según el tema tratado.
La pantomima de la Casada sirve a los tejorones para revelar los amores que clandestinamente tienen las personas del lugar, y cualquier persona que los tenga está en peligro de ser señalado, ya que de inmediato es "casado" con su "segundo frente", además de que se le descubre cualquier asunto turbio en el que esté involucrado.
El grupo de los tejorones hace vivir todo lo que la sociedad prohibe; son la expresión de una sociedad que vive según leyes contrarias a las propias, de una contrasociedad que tiene su hora de gloria y luego su muerte. Los cascabeles de los tejorones son gritos de rebeldía y llanto frente al futuro desconocido, así como miedo a la muerte: "tal vez el año que viene estemos muertos, no podremos bailar", es lo que cantan los tejorones entre copas y llanto.
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